Jaime Bayly
Relato de Jaime Bayly: No volveré al desierto
Hacía tanto calor que la gente se había muerto, o desmayado, o refugiado bajo el aire acondicionado
Articulista de Opinión
Escritor y colaborador de ABC
Jaime Bayly
Hacía tanto calor que la gente se había muerto, o desmayado, o refugiado bajo el aire acondicionado
Jaime Bayly
Llevaba un año y medio sin ver a mi hija mayor. No había rencillas ni rencores entre ambos. Habían pasado dieciocho meses sin vernos porque su agenda no coincidía con la mía
Jaime Bayly
Estaba tan incómodo en mi cuerpo que no me interesaba seguir viviendo
Jaime Bayly
Como todos los sábados, mi esposa y yo llegamos a un restaurante en la isla, saludamos a los camareros y nos sentamos a una mesa discreta, al fondo, porque la terraza se encontraba desbordada de gente
Jaime Bayly
Como todos los sábados, mi esposa y yo llegamos a un restaurante en la isla, saludamos a los camareros y nos sentamos a una mesa discreta, al fondo, porque la terraza se encontraba desbordada de gente
Jaime Bayly
Tenía el pelo tan largo que, haciendo el amor con mi esposa, no la veía. Una suerte de sombrilla hecha no de paja, sino de cabello castaño liso, caía sobre mi rostro, cubría mis ojos y se agitaba conmigo como un parasol que fuese a salir volando
Jaime Bayly
Mi madre entra y sale del Vaticano como yo entro y salgo de mi casa
Jaime Bayly
Dicen que soy una escritora frívola, esnob, narcisista, siempre mirándose el ombligo. Dicen que estoy obsesionada con vender libros y no con escribir buenos libros
Jaime Bayly
Una agencia internacional de oradores me ofreció bastante dinero para dar una conferencia en un hotel de Punta del Este. Quedé preocupado. Me pareció una señal de alarma. Algo estoy haciendo mal, pensé
Jaime Bayly
Mario tenía cincuenta y un años; yo veintidós; él había resuelto entrar en política y liderar la oposición al gobierno de turno
Jaime Bayly
«No queda nadie, ni un solo varón en el planeta tierra, que podría experimentar alguna forma de crispación erótica o alzamiento viril al verme despojado de todo atuendo»
Jaime Bayly
«Porque viajar desde la isla en la que vivo hasta la ciudad del polvo y la niebla, cinco horas en avión, más los tráficos consiguientes, supondría un esfuerzo no menor para mí»
Jaime Bayly
Riéndome de lo ridícula que era mi vida, llamé a la recepción y pedí que no entrasen a limpiar durante nuestra visita
Jaime Bayly
Me respondí honestamente: cumplidos sesenta años, mi prioridad es seguir vivo. Por eso mi prioridad es dormir bien, comer bien, vivir bien. Luego tengo otra prioridad, que es escribir
Jaime Bayly
Se daba por sentado que aquel tío acaudalado no me dejaría un céntimo. Habíamos tenido una relación cordial cuando yo era joven y estudiaba leyes. Me invitaba a almorzar en su casona, una propiedad histórica que había sido la residencia de un presidente aristocrático, y bebíamos vino blanco, mientras se burlaba de la familia entera, haciéndome reír
Jaime Bayly
Ahora, en represalia por no entrevistar a su amiga, tampoco me pagaría los jueves, volviendo a rebajar veinte por ciento mis honorarios
Jaime Bayly
Soy un idiota incurable, sin remedio, lo mismo por las cosas que digo, que por las que hago. Puedo decir entonces que, cuando se trata de ser un idiota, he sido un hombre coherente, consistente