EL ANIMAL SINGULAR
Dr. Strangemusk
Creo que, en principio, lo de Elon Musk fue un sincero gesto de emoción desbordada y también creo que fue un saludo nazi. ¿Cómo explicarlo?
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Desde el debate aquel sobre el traje blanco o el traje azul no veía un revuelo como el causado por el saludo que hizo Elon Musk en el acto de investidura de Donald Trump, el lunes 20 de enero. ¿Fue solo un gesto torpe, ... de entusiasmo desbordado o fue una inequívoca señal para la élite conservadora, de derecha y ultraderecha, allí reunida?
El episodio de inmediato se convirtió en una trifulca donde no tardaron en aparecer supuestos especialistas sobre el nazismo, para ratificar que era un saludo fascista de manual, o supuestos especialistas de historia clásica para explicar que se trató, en realidad, de un saludo romano. Una nueva oleada migratoria de usuarios indignados, que abandonaron la red social X para volar hacia otro cielos más azules, no tardó en producirse.
Más allá de la alharaca producida, el mejor análisis que encontré al respecto lo hizo la periodista Katrin Bennhold para el ‘New York Times’. En su artículo titulado, hamletianamente, ‘¿Elon Musk hizo o no hizo un saludo nazi?’, Bennhold hace un muy interesante repaso de los argumentos a favor y en contra y documenta las posibles verdades así como las falsedades circulantes.
Más allá de la alharaca producida, el mejor análisis que encontré lo hizo la periodista Katrin Bennhold para el ‘New York Times’.
De estas últimas la que más me llamó la atención es lo relacionado con el supuesto saludo romano, del cual no existe ningún registro de que se haya producido en la Antigua Roma y que, más bien, tuvo su origen en la gestualidad exagerada del cine mudo, de donde pasaría después a ser adoptado por Benito Mussolini a partir de 1923.
Bennhold también registra un saludo a la bandera de Estados Unidos, practicado desde 1892, de idéntica rigidez y trayectoria, que luego sería abandonado precisamente para que no hubiera ninguna confusión con el saludo, que, a partir de 1926, Adolf Hitler ya se había apropiado como distintivo del partido nazi.
¿Cuál es mi opinión? Como yo, por culpa de la obra de Juan Arnau, ando en una etapa hinduista, en la vertiente del filósofo Nagarjuna con sus fundamentos de la vía media y la suspensión del juicio y sabidurías varias por el estilo, me inclino por darle razón a ambas partes.
Creo que, en principio, lo de Elon Musk fue un sincero gesto de emoción desbordada y también creo que fue un saludo nazi. ¿Cómo explicar esto? Pues, por la trayectoria del brazo. Todo empieza con esa mano que se agarra el corazón, como si se le fuera a salir del pecho. Un corazón que Musk, de haber podido, lo hubiera arrojado a la multitud para que lo devorara, tal fue la comunión entre él y su público en ese momento. De ahí, el gesto.
Y sin embargo, en el despegue de la mano, eyectada a toda propulsión por su brazo, algo pasó. Como uno de esos accidentes comunes en los lanzamientos espaciales, el brazo-cohete del fundador de Space X hace un movimiento que no estaba previsto. Y lo que empezó como un corazón palpitante de emoción terminó convertido en un frío, rígido y aterrador saludo nazi.
Un tic, un acto fallido, alarmante e hilarante. A mí me recordó al Doctor Strangelove, ese personaje magníficamente interpretado por Peter Sellers. Creo que voy a ver de nuevo la película de Kubrick, a ver si dejo de preocuparme por la bomba atómica.
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