Air India investiga fallos en el motor y el tren de aterrizaje del avión siniestrado y estudia dejar en tierra sus Boeing 787
El hallazgo de las cajas negras, aunque presentan daños, será clave para establecer la secuencia exacta de los hechos y determinar si hubo un fallo humano o un error técnico
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«Mayday, mayday… sin empuje, perdiendo potencia, incapaz de elevarse». Esa fue la última comunicación registrada del comandante Sumeet Sabharwal desde la cabina del vuelo AI171, el Boeing 787-8 Dreamliner de Air India que el jueves despegó de la localidad india de Ahmedabad ... con destino al aeropuerto de Londres Gatwick.
Las palabras, transmitidas apenas segundos después de que la aeronave abandonara la pista, marcaron el comienzo de una emergencia que poco más tarde acabó con el avión estrellándose en una zona residencial. La colisión provocó un incendio de grandes proporciones y dejó, según las cifras oficiales, al menos 260 personas fallecidas, entre los ocupantes del vuelo y las víctimas en tierra. Solo sobrevivió un pasajero indio-británico que logró escapar por su propio pie por una salida de emergencia.
La escena que encontraron los equipos de rescate fue devastadora, y la investigación comenzó en paralelo con las labores de emergencia. Las autoridades confirmaron la recuperación de las dos cajas negras, el Flight Data Recorder y el Cockpit Voice Recorder, tras horas de búsqueda en medio de los restos metálicos calcinados. Aunque presentaban daños por el calor, ambos dispositivos están en condiciones de ser analizados y su contenido es clave para establecer la secuencia exacta de los hechos, determinar si se produjo un fallo técnico grave o un error humano, y comprender por qué el avión no logró ganar altitud tras el despegue.
Las primeras imágenes obtenidas por cámaras de vigilancia y testigos muestran un perfil de vuelo anómalo: el tren de aterrizaje seguía desplegado y los 'flaps' (alerones) no parecían, según algunos analistas, estar ajustados a la configuración habitual de despegue. A esto se suma el testimonio directo del piloto, con su alerta en tiempo real de una pérdida de empuje, lo cual refuerza la hipótesis de un fallo en el sistema de propulsión o en la gestión automática de los motores. Según los registros de radar, el aparato no superó los 190 metros de altitud antes de entrar en una trayectoria descendente que resultó catastrófica.
A partir de estos elementos, la investigación considera como posibles causas una combinación de fallos mecánicos y errores de configuración: pérdida de potencia en los motores (posiblemente por fallo interno o impacto con aves), tren de aterrizaje no retraído que generó un arrastre excesivo, configuración incorrecta de los 'flaps', y condiciones ambientales adversas como el calor extremo o incluso la colisión con pájaros. También se investiga si hubo deficiencias previas en el mantenimiento o en la capacitación técnica de la tripulación.
Ante estos indicios, la Dirección General de Aviación Civil de India (DGCA) ha ordenado una revisión exhaustiva de toda la flota de Boeing 787 operada por Air India, compuesta por 33 aeronaves entre las variantes 787-8 y 787-9, todas equipadas con motores GEnx de GE Aerospace.
Las inspecciones, que se llevarán a cabo en un plazo extraordinario, se centran en el funcionamiento de los motores, el sistema de 'flaps', el tren de aterrizaje, los sensores de presión, los actuadores hidráulicos y los parámetros de despegue automatizado. Aunque aún no se ha formalizado una orden de inmovilización general, fuentes de la aerolínea indicaron que varios de estos aviones han sido ya retirados temporalmente del servicio comercial como medida preventiva.
Air India estudia ahora la posibilidad de dejar en tierra su flota de 787 hasta que se complete la evaluación técnica, una decisión sin precedentes recientes en la compañía y que podría tener un impacto significativo en su operativa, aunque las autoridades estadounidenses aseguran que no hay evidencia suficiente para suspender en todo el mundo los vuelos de este modelo.
La medida llegaría en un momento especialmente sensible, en plena campaña de renovación de imagen y expansión internacional bajo la gestión de Tata Sons, la empresa matriz y principal 'holding' del conglomerado indio Tata Group, uno de los mayores y más antiguos grupos empresariales del país, que adquirió la aerolínea en 2022. Desde entonces, el grupo ha invertido en modernizar la flota, firmar contratos multimillonarios con fabricantes globales y recuperar estándares de seguridad y servicio. Sin embargo, informes recientes advertían ya sobre retrasos en tareas de mantenimiento, escasez de técnicos especializados y deficiencias estructurales en los procesos internos de supervisión que hicieron que a pesar de la inversión, siguiera perdiendo terreno frente a rivales como Emirates o Qatar Airways.
El siniestro del AI171 se convierte así en el incidente más letal en la historia reciente de la aviación civil del país. La aeronave había completado más de 38.000 horas de vuelo y había pasado su última revisión mayor dentro de los plazos establecidos. El comandante Sabharwal, con más de 18 años de experiencia, tenía habilitación vigente para operar el modelo.
Sin embargo, el margen de reacción ante una pérdida de empuje durante el ascenso inicial es mínimo, como han señalado varios expertos consultados por medios internacionales. El profesor Graham Braithwaite, de la Universidad de Cranfield, subrayó en declaraciones a la BBC que «una anomalía en la configuración de vuelo, combinada con una pérdida de potencia, es una de las situaciones más difíciles de manejar para cualquier tripulación; lo que ocurra en los primeros 20 segundos suele ser decisivo».
El Gobierno de la India ha ofrecido asistencia a las familias de las víctimas, al igual que los gobiernos de Reino Unido, Canadá y Portugal, cuyos ciudadanos figuran entre los fallecidos. Air India, por su parte, ha anunciado que aplicará el régimen de compensación previsto en el Convenio de Montreal, con un mínimo de 86.000 libras por pasajero fallecido, y que cubrirá todos los gastos de repatriación, funerales y apoyo psicológico.
La empresa también ha abierto una línea de comunicación con los familiares para canalizar reclamaciones legales y logísticas, y Tata Sons no ha descartado compensaciones adicionales si la investigación determina responsabilidades por negligencia técnica u operativa.
El primer ministro indio, Narendra Modi, visitó el lugar del accidente, recorrió las instalaciones médicas donde fueron atendidos los heridos y prometió una investigación «sin concesiones ni dilaciones». En su declaración pública, calificó el accidente como «una pérdida devastadora para el país» y exigió una revisión estructural de los estándares de mantenimiento y certificación técnica en la aviación civil india.
Hasta el momento, la investigación oficial permanece abierta y no hay conclusiones definitivas sobre la causa exacta del siniestro. El informe preliminar, a cargo de la Aircraft Accident Investigation Bureau (AAIB) de India, con apoyo del NTSB estadounidense, la AAIB británica, Boeing y GE Aerospace, se espera para las próximas semanas.
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