Sánchez huele a cadáver político

Sánchez no se va a ir voluntariamente de la Moncloa. En la calle hace mucho frío y se siente más cerca la cárcel. Sus socios no le van a echar, porque forman parte de la banda asociada para delinquir o tapar delitos pasados, ya sean de sangre, en el caso de Bildu/ETA y los recogedores de nueces peneuvistas, ya de sedición y malversación, que fueron los cometidos por Puigdemont y Junqueras. En cuanto a Sumar, patéticos lacayos del sanchismo, ¿dónde iban a cobrar nóminas semejantes a las que perciben fuera del bien nutrido pesebre del Ejecutivo? Confiar en la decencia de cualquiera de esas formaciones es desconocer su naturaleza. A ninguna de ellas les importa lo más mínimo España. Por eso, exigir al PP que presente una moción de censura en este momento demuestra una gran ingenuidad por parte de Vox, o más bien un deseo consciente de desgastar a Feijóo a sabiendas de que el máximo beneficiario de la medida sería el censurado, que obtendría una victoria parlamentaria cuando más desesperadamente la necesita y desviaría el foco de la putrefacción que lo acorrala.

Pedro Sánchez huele a cadáver político no porque vaya a renunciar o a perder el respaldo de sus costaleros, sino gracias a la información que conoceremos en los próximos meses. Grabaciones, documentos, testimonios relativos a Zapatero y cuatro ministros de este Gabinete, el primero de ellos canario, procedentes de los archivos acumulados por Aldama, Koldo, Ábalos y pronto también Cerdán, que colaborarán con la Justicia, algunos ya lo han hecho, a cambio de reducir las condenas que les aguardan. Fuego graneado disparado lentamente por quienes poseen la munición, con el fin de provocar todo el daño posible y vengarse del caudillo que usa y tira a sus colaboradores.

Sánchez está muerto, también, porque Europa y la OTAN lo han sentenciado. Todo apunta a que el TJUE declarará ilegal la amnistía que concedió a los golpistas a cambio de sus siete votos, e incluso antes de que eso ocurra la presidenta de la Comisión le ha retirado su apoyo. Ya no es un socio fiable sino un paria con quien nadie quiere tratos. Un apestado. Un zombi.