Complemento circunstancial
Juanma el suavón
Juanma Moreno es el agua mansa del gobierno de Pedro Sánchez
Para ahorrarle trabajo al ministro Puente, por si cree que puede añadir esta columna al dossier que encargó hace un año con «insultos» publicados en prensa hacia su persona, he de aclarar que no tengo el más mínimo interés en engordar la lista porque entiendo ... que lo suyo no es más que la interpretación de un papel. Alguien tenía que hacerlo, y le ha tocado al ministro de Transportes —el cortafuego de todo lo que ocurre en Moncloa— que tiene el perfil idóneo para ejercer de bronquista y vacilón, como lleva demostrando buena parte de la legislatura. Mucho tiempo libre debe tener para dedicar horas y horas a sus redes sociales; así se explica que esté más pendiente de ladrar que de cabalgar y así se explican buena parte de los problemas que el transporte público, en general, y las líneas ferroviarias, en particular, tienen en este país.
Pero dicho esto, hay que reconocerle a Óscar Puente que cada vez que habla pone en práctica aquello que Noam Chomsky definía como «estrategia de distracción», es decir, es capaz de desviar la atención de los asuntos importantes para mantener a la gente entretenida y ocupada con sus declaraciones y sus chascarrillos. La pasada semana lo volvió a hacer —volviendo incluso de su baja de paternidad—, tras la Conferencia de Presidentes en la que se pidió un adelanto de elecciones generales, entendiendo que esta legislatura está ya más que amortizada. Ni las traducciones simultáneas —absurdas, porque a pesar de la legítima cooficialidad de las lenguas territoriales, todos los presidentes hablan y entienden español—, ni la negativa de Sánchez a atender la petición de elecciones, ni siquiera la ausencia de Díaz Ayuso han llamado tanto la atención del hooligan del Gobierno como las declaraciones de Juanma Moreno tras la reunión mantenida con Sánchez, ya sabe, lo de convocar elecciones «a palos», que tanto ha ofendido y amedrantado a las filas socialistas.
Suavón ha llamado Óscar Puente al presidente de la Junta de Andalucía. Un calificativo que usamos mucho en esta tierra y que, pese a no estar en el diccionario de la RAE, también se entiende —incluso sin pinganillo— más allá de Despeñaperros. El suavón, o la suavona, aparentan ser suaves, inofensivos, educados, pero son firmes, astutos y terminan saliéndose con la suya, a pesar de todos los impedimentos, que ya lo dicen el refrán «Líbreme Dios de las aguas mansas, que de las turbias me libro yo».
Juanma Moreno, el suavón, es el agua mansa del gobierno de Pedro Sánchez. Lo sabe el líder supremo, lo sabe el ministro Puente y lo sabe la vicepresidenta del Gobierno, presumible candidata del PSOE a la presidencia de la Junta de Andalucía en 2026, que va a tener que encomendarse a Dios —o al diablo— si quiere tener alguna opción en nuestra comunidad, aunque lo va a tener duro, porque no se puede servir a dos amos a la vez. Las elecciones están cerca, el calendario es implacable y los andaluces ya sabemos librarnos de las aguas turbulentas.
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