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'Yellowstone'
La cinematografía de «Yellowstone» recuerda a los primeros western en panavisión
'1992'
SkyShowtime, en calidad y cantidad, hoy supera a Max, con el añadido de que los capítulos son semanales y no se puede ver una serie del tirón, salvo las acabadas claro. Allí se disfruta, las temporadas completas ahora, de 'Yellowstone', una de las mejores series de la historia de la televisión, ... un western moderno con todos los elementos, incluidos los indios, tratados con respeto. Creada por Taylor Sheridan, el último mago de los guiones televisivos, y John Linson, ha capturado la atención de millones de espectadores desde su estreno en 2018. Se desarrolla en el paisaje del Parque Nacional de Yellowstone y combina drama familiar, conflictos territoriales y la vieja pugna por la preservación de la tierra. Retrata, al detalle, las costumbres de los vaqueros y las vaqueras, sin olvidar los tiroteos y las borracheras, los duros y los blandos.
Sigue la vida de la familia Dutton, encabezada por el patriarca John Dutton, interpretada por el magistral Kevin Costner, el último vaquero. John es un ranchero que defiende a dentelladas el rancho más grande de los Estados Unidos de varias y peligrosas amenazas, que van desde tribus nativas con las que al final se amista hasta tiburones financieros. El conflicto principal radica entre la ambición de expansión urbana y la preservación de la naturaleza, algo muy de nuestro tiempo, incluida una ecologista radical un punto imbécil y muy bella.
Los personajes secundarios, ya protagónicos en la temporada final, son Beth Dutton, la actriz Kelly Reilly, una astuta y audaz mujer de negocios, un monumento femenino que alterará las endorfinas de cualquiera, un pedazo de hembra; y Jamie Dutton, el actor Wes Bentley, el hijo que busca su lugar. Mención aparte los vaqueros del rancho, mal pagados y amantes de su trabajo y de las peleas de bar.
La cinematografía de 'Yellowstone' recuerda a los primeros western en panavisión: los paisajes que radiografían la naturaleza salvaje; las montañas y ríos, las vastas praderas, incluidas las hileras de carretas, porque sí, hay carretas; y los caballos por supuesto. En la forma y el fondo se trata de la conexión con la herencia cultural, con el trasfondo lógico del choque de tradición y modernidad. No se la pierdan. Tiene, además, dos precuelas con fuerza y carácter: '1883' y '1923'.
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