Televidente
La vida sin 'smartphone'
«Toda necesidad termina siendo un negocio o una excusa para el roce»
Más aplausos que risas

Hay un documental por hacerse, y es el del hombre sin 'smartphone', una especie en peligro de extinción que muy pocas veces deja verse, como el leopardo blanco de las nieves. Ed Sheeran fue a lo de Broncano y le contó que él ya no ... tiene móvil, que vive con un iPad y que responde mails una vez por semana: el presentador le miró con envidia, y la gente lo escuchó así.
La desconexión ha ido poco a poco convirtiéndose en un lujo cada vez más lejano, igual que el pescado fresco o los percebes, y ya existen hoteles más o menos remotos que ofrecen espacios libres de wifi, y librerías que organizan quedadas de personas que se juntan para leer novelas en comunidad, todos en silencio, porque, dicen, en casa no pueden concentrarse con tanta notificación, que es la tentación de este tiempo nuestro. Cobran entrada, por supuesto, y hay gente que la paga igual que hay gente que paga por correr, que es lo mismo que pagar por huir, en ambos casos. Y en ambos casos, claro, el invento se usa para ligar. Toda necesidad termina siendo un negocio o una excusa para el roce.
Es caro vivir sin 'smartphone'; de hecho, parece más caro que difícil. El hombre liberado de la tecnología suele ser alguien que ha llegado muy alto y que, por tanto, ya no necesita estar localizable porque a él, o a ella, van a ir a buscarlo, y además tiene quien gestione sus cosas aburridas. Quiero decir que vive sin móvil porque tiene a alguien que trabaja para él y se pasa conectado muchas más horas de las recomendables, y ha externalizado, así, esa obligación no legal pero sí factual en la que han participado los gobiernos de todo el mundo: gracias por tanto.
Umbral contó en un artículo setentero que el millonario de verdad era el millonario de horas, aquel que, en lugar de ir en avión a Egipto decidía subir a Barcelona y allí coger un barco para cruzar dulcemente el Mediterráneo. Y ya, si eso, llegar a Alejandría, que en el fondo era lo de menos. También lo es hoy.
Así que al hombre sin 'smartphone' me lo imagino como a ese director de cine que presume de vivir en el siglo XX, analógicamente, pero que luego manda notas de voz a través de su secretaria. Como para no envidiarlo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete