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El pueblo que tiene pasarelas de madera y no calles, asfalto y coches
Caleta Tortel, en Chile, fue fundado en 1955 y, dadas las dificultades del terreno, se optó por conectar las casas con kilómetros de pasarelas de madera que dan identidad a este lugar, considerado uno de los mejores pueblos turísticos del mundo por la ONU

En el extremo sur de Chile, donde la Carretera Austral se aproxima a su final, se encuentra Caleta Tortel, un pueblo pintoresco y singular. Este rincón de la Patagonia chilena, en la Región de Aysén, destaca por sus pasarelas de madera que serpentean sobre el cauce del caudaloso río Baker. Estas estructuras, hechas con madera de ciprés de las Guaitecas, especie forestal protegida, convierten a esta localidad en una de las más especiales de Chile.
En 2023, este "histórico puerto maderero que mantiene con orgullo sus preciadas tradiciones" fue nombrado 'Best Tourism Village' por ONU Turismo. Caleta Tortel no tiene asfalto. Su fama de Zona típica y pintoresca (reconocimiento que le dio en 2001 el Consejo de Monumentos Nacionales de Chile) se debe a una red de pasarelas y escaleras de unos seis kilómetros que conecta casas, plazas y miradores en perfecta armonía con el entorno. Según la ONU Turismo, allí residen 523 personas.
El aeropuerto más cercano es el de Balmaceda, a unos 60 km de la ciudad de Coyhaique. Desde esta localidad hasta Caleta Tortel hay más de 450 km hacia el sur por la Carretera Austral, la mítica ruta que recorre la Patagonia chilena uniendo Puerto Montt con Villa O'Higgins. El viaje de nueve horas en coche ofrece paisajes inolvidables: estrechos valles, fiordos, estuarios y una biodiversidad única. Al llegar a Caleta Tortel, los vehículos quedan atrás, ya que aquí se explora todo a pie.
La zona de Caleta Tortel fue originalmente habitada por los kawésqar, un pueblo nómada que navegaba los canales y fiordos de la región, y más tarde se convirtió en un puerto maderero. Fue oficialmente fundada el 25 de mayo de 1955, aunque ya existían pequeñas casas de colonos. Era (y es) un terreno accidentado, con ríos y fiordos que dificultan la construcción de caminos tradicionales. Por eso se recurrió a una estrategia muy singular: unos seis kilómetros de pasarelas que permitieron unir las casas y los embarcaderos y otros puntos del pueblo, mejorando la movilidad de los habitantes, siempre con vistas al río Baker.
Desde Caleta Tortel se pueden realizar excursiones en barco para visitar glaciares como el Jorge Montt -a unas tres horas y media- o el Steffen. Mucho más cerca, a tres kilómetros, está la Isla de los Muertos, un cementerio con 33 cruces que conmemoran a los trabajadores que llegaron a principios del siglo XX para extraer madera. La causa de sus muertes sigue siendo un misterio, con teorías que van desde epidemias hasta envenenamiento.
El turismo en Caleta Tortel gira en torno al recurso principal del pueblo: la madera. Los alojamientos se construyen con madera local, algunos carpinteros muestran a los turistas en sus talleres cómo se construyen las embarcaciones fluviales tradicionales y los guías turísticos ofrecen excursiones en botes de remos por el Baker. El Festival de la Madera, por último, se lleva a cabo durante la primera semana de febrero de cada año.
El príncipe Guillermo de Gales pasó dos meses en Caleta Tortel en el año 2000 como voluntario de Raleigh International, una experiencia de voluntariado internacional, contribuyendo a la reparación de las pasarelas -algo que se hace periódicamente- y enseñando inglés en una escuela rural.

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