Alejandro Fernández sabe que Feijóo espera llegar a La Moncloa para relevarlo
La manera de pensar del líder del PP catalán choca con el deseo del presidente nacional de llegar a acuerdos de gobierno con Junts y PNV para no tener que pactar con Vox
El presidente del PP en Cataluña, Alejandro Fernández, no forzará la celebración de un congreso autonómico porque sabe que Génova no va a autorizarlo. «Podríamos convocar una junta directiva autonómica que no sería ratificada por la junta directiva nacional y esto no sirve para nada ... más que para ensuciar la política. Él no tiene prisa, ya es presidente», señalan fuentes de su confianza.
La cúpula nacional del partido quiere esperar a que su candidato llegue a La Moncloa para celebrar entonces el congreso catalán y forzar la salida de su actual líder con una oferta «que no pueda rechazar». Génova, consciente del apoyo que tiene Fernández entre la militancia, y de que «arrasaría» en cualquier consulta, espera desde el poder ofrecerle un cargo o posición suficientemente atractivos. Fuentes cercanas al presidente regional aseguran que «su intención no es el poder, sino la batalla ideológica, y no es ningún secreto que sus ideas sobre lo que es y tiene que ser la derecha moderna se acercan más a Isabel Díaz Ayuso que a Génova».
La manera de pensar de Alejandro Fernández choca con el deseo cada vez más confesado del presidente nacional de llegar a acuerdos de gobierno con Junts y PNV para no tener que pactar con Vox. Fernández, como Ayuso, está en las antípodas de los planteamientos socialdemócratas que presumiblemente recogerá la ponencia política del partido para el congreso nacional de julio, encargada al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla.
El hombre de Génova es el concejal en el Ayuntamiento de Barcelona Daniel Sirera, al que Feijóo agradece que dejara Valencia –era jefe de gabinete de Carlos Mazón (antes de que llegara a presidente)– y encabezara la candidatura municipal. Pero Sirera, que tiene una buena relación con Fernández, no se presentará a un congreso de confrontación sabiendo que va a perder. Es la prudencia que no tuvo Dolors Montserrat cuando conspiró contra su presidente en Cataluña y que comportó el enfado de Feijóo y de su entorno.
«Tanto enredar para que al final estemos en un 70-30», en referencia a la victoria que según sus propias encuestas internas cosecharía Alejandro Fernández. Génova se rindió, aceptó al candidato tras meses de haberlo desprestigiado, y a pesar de ello el PP pasó de tres a quince diputados en el Parlament. La secretaria general del Partido Popular Europeo no tiene ningún interés en regresar a la política catalana.
«A Alejandro nunca le han interesado las batallas orgánicas y no sé qué oferta piensan hacerle desde Génova, pero su objetivo no es otro que llevar al PP por encima de los 20 diputados en el Parlament. No es un sueño inalcanzable, estamos a dos puntos porcentuales de lograrlo», aseguran personas de su confianza. Si ambas elecciones se celebran cuando tocan y no hay anticipos –el sector 'alejandrista' cree que ni Sánchez ni Illa tienen incentivos para un anticipo– van antes las generales, de modo que Génova podría ser ya Moncloa e intentar el cambio en Cataluña antes de las próximas autonómicas.
Sirera cree que «la idea de que Génova quiere matar a Alejandro está más en la mente de Alejandro que en la de Feijóo, que le da igual uno que otro y lo que quiere es gente que gane elecciones, gatos que cacen ratones. Si gana bien, no habrá líos y se quedará con él».
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