León XIV cambia el estilo del papado en su primer mes con un perfil más tranquilo
Quienes lo conocen aseguran que su prudencia no forma parte de una estrategia sino de su talante
León XIV defiende el matrimonio como el «modelo concreto entre hombre y mujer» y critica «la libertad para quitar vidas»

Desde que en el atardecer del 8 de mayo se asomó al balcón de la basílica de San Pedro para presentarse al mundo tras la fumata blanca, el Papa León XIV ha mantenido un perfil bajo que ha impedido encasillarlo en corrientes sociopolíticas dentro del ... catolicismo. Mientras que en los primeros días se escudriñaban sus gestos y palabras para intentar identificarlo con Francisco o con Benedicto XVI, con su tímida sonrisa, el Papa de Chiclayo nacido en Chicago esta reivindicando una tercera vía para gobernar la Iglesia. Se trata de una estrategia de «reconciliación y recomposición» de la Iglesia católica, con la que al menos hasta ahora ha conseguido evitar el abrazo del oso de quienes quieren apropiarse de él y reivindicarlo contra quienes representan visiones diferentes de la Iglesia.
Su actual prioridad es hacerse una idea completa de la situación de la Santa Sede antes de tomar decisiones precipitadas. Para concentrarse en esta tarea, no ha tenido más remedio que dejar las primeras decisiones sobre su agenda y sus discursos en manos de la Secretaría de Estado y de la Prefectura de la Casa Pontificia. Ellos le marcan el paso y en la práctica centran el objetivo de cada encuentro y audiencia. Por eso no se aparta para saludar a los peregrinos que le esperan ni improvisa frases en sus discursos. Así, la impresión que se desprende en el lenguaje y en los gestos es que está reforzando el aspecto institucional de su cargo y de su tarea.
Se desprende también que quiere reconciliar a la Curia Vaticana con el Sucesor de Pedro, y por eso los ha elogiado bastante a menudo. «En estas pocas semanas me queda claro que el Papa solo no puede ir adelante y que es muy necesario poder contar con la colaboración de muchos en la Santa Sede, pero de manera especial con todos ustedes, de la Secretaría de Estado», aseguró este jueves específicamente a los empleados de este departamento. «Los Papas, pasan; la Curia, permanece», llegó a decir sorprendentemente a los empleados del Vaticano en su primer encuentro, el 24 de mayo. Se trata de instituciones que teóricamente están al servicio del Pontífice, pero que en tiempos de Juan Pablo II y Benedicto XVI invadieron a menudo su espacio.
El enigma de Castel Gandolfo
Aún es pronto para atribuir a estos departamentos que el Vaticano haya cerrado el grifo de la información sobre el Papa, ya sea de su agenda, de sus encuentros con jefes de Estado y de gobierno o de sus decisiones personales. La Santa Sede no ha anunciado aún si el Papa se trasladará al Palacio Apostólico o seguirá residiendo en el apartamento que utilizaba cuando era cardenal en la antigua sede del Santo Oficio. Se da por hecho que se mudará en unos días al lugar donde tradicionalmente residían los Pontífices, pero durante su encuentro del 19 de mayo con JD Vance le confió que «aún no se ha decidido». Asimismo, ha visitado Castel Gandolfo pero no ha quedado claro si era para apoyar el centro de estudios sobre la encíclica Laudato si' que se está construyendo allí, o para confirmar que pasará en esa ciudad papal los meses de verano. Todo apunta a que lo hará, pues hasta ahora, su estilo es atenerse al protocolo establecido.
En las audiencias también se ciñe estrictamente a los discursos que le preparan e improvisa poco. En estos textos también se ve un nuevo estilo. Curiosamente, mientras que a Francisco le gustaba estructurar sus alocuciones en torno a tres ideas, él suele detenerse sólo en dos. Además, se han multiplicado las citas de San Agustín y de León XIII, autores que aparecían hasta ahora en contadas ocasiones, y las menciones a los riesgos que puede acarrear la Inteligencia Artificial para la dignidad humana.
León XIV es un líder prudente que da peso a sus palabras y prefiere mantener un tono religioso. Cuando se refiere a las guerras, como Gaza y Ucrania, o a cuestiones de impacto social, como la crisis medioambiental o la deuda de los países pobres, lo hace dentro de una plegaria. Pero eso no significa que evite cuestiones delicadas. Por ejemplo, propone a los gobiernos «construir sociedades civiles armónicas y pacíficas» y les dice que «esto puede realizarse sobre todo invirtiendo en la familia, fundada sobre la unión estable entre el hombre y la mujer». También quiso que su primer encuentro con un jefe de Estado fuera con Volodímir Zelenski, pero esta semana mantuvo una importante primera conversación telefónica con Vladimir Putin, y la embajada de Moscú ante la Santa Sede aseguró que fue «algo más que una llamada protocolaria», y la enmarcó entre los pasos «hacia una solución duradera y justa del conflicto».
Como Donald Trump había sugerido que el Vaticano podría acoger una cumbre entre Kiev y Moscú para acordar un alto el fuego, para allanar el terreno, el comunicado oficial del Vaticano citó que el Papa se refirió cordialmente al Patriarca Kirill, «agradeciéndole los buenos deseos recibidos al inicio de su pontificado». Ayer se reunió con Sergio Mattarella y Antonio Costa y hoy le visita Javier Milei.
Reuniones con los dicasterios
León XIV, con la experiencia de los cargos de gobierno en los Agustinos, se mueve sin prisa, con prudencia y sin pisar callos. Francisco tardó sólo quince días en nombrar a Mario Poli arzobispo para su ciudad, Buenos Aires; y Benedicto XVI fichó al californiano William Joseph Levada como prefecto de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe sólo tres semanas después de ser elegido Pontífice. León XIV, sin embargo, no ha dado pistas de quién será el próximo prefecto del Dicasterio para los Obispos.
Se está reuniendo a solas con cada jefe de dicasterio para conocer sus prioridades e intercambiar impresiones sobre las cuestiones más urgentes. En el Vaticano ha hecho sólo tres nombramientos relevantes, y ha conseguido que ninguno de ellos despierte suspicacias: una mujer, la monja Tiziana Merletti, es la nueva número dos del Dicasterio para los Religiosos; ha colocado al frente de la Pontificia Academia por la Vida a Renzo Pegoraro, un sacerdote de talante moderado a quien Benedicto nombró canciller de esta misma institución; y ha nombrado canciller del Instituto Juan Pablo II para el Matrimonio y la Familia al cardenal vicario para la diócesis de Roma, Baldo Reina, tal y como prevén los estatutos.
Además, en sólo un mes ha aclarado que no quiere gobernar la Iglesia desde su mesa de trabajo. Ha salido varias veces de Roma, está estudiando varias propuestas de viajes y ha confirmado todos los eventos del Jubileo. Su primera prueba de fuego será a principios de agosto, cuando celebrará un encuentro con cientos de miles de jóvenes, el equivalente a las Jornadas Mundiales de la Juventud.
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